La caseta
de los turistas en la Feria de Sevilla. / JOSÉ ÁNGEL GARCÍA cnavarro@diariodesevilla.es
59) El Ave Fénix avvfénix.blogspot.com.es. 23/04/2023
La mentira de la caseta de los turistas en la
Feria de Sevilla
Engañamos a los turistas con un trampantojo y lo hacemos con
marchamo de oficialidad. La Feria no es eso y todos lo sabemos Las diez verdades de la Feria de Sevilla ¿Por qué la Feria de Sevilla es
'cerrada'?
Si en la denominada caseta del turista de la Feria de Sevilla hay
que reservar on line y
el tiempo máximo de estancia en la mesa es de dos horas, el turista no conoce
la Feria de Sevilla, sino un sucedáneo, un pastiche, una impostura, una
falsedad. Nos empeñamos en dejar entrar, pero no en integrar. Nos empeñamos en
dejar ver, en participar y en estar, pero la clave es el ser. Nuestra
singularidad es que hay que ser de dentro para disfrutar de verdad del sentido
de la fiesta. ¿Se puede alcanzar ese grado, llamémoslo así, cuando se viene de
fuera? Evidentemente que sí. Pero se necesita tiempo, como ocurre con todo lo
auténtico, o un sevillano que te lleve de la mano. La Feria de Sevilla no es un cine el que se
compra una entrada, se tiene derecho a una butaca y basta con tener la actitud
pasiva de un espectador ante la pantalla. Todo nos
lo dan hecho en el cine, que no ocurre lo mismo con la lectura, hábito
que exige una actitud activa.
Los operadores turísticos engañan a los turistas con la
colaboración necesaria de la autoridad, porque esto es cosa de dos
partes. "Rancio, so
rancio", comentará el asesor de guardia que sólo ve en Sevilla un
"paquete" que colocar a los "mayoristas" . Sí, como intentaron engañarlo con el Centro de
Interpretación de la Semana Santa, valorado en dos millones de euros, que se
fue al traste gracias a la crisis de 2008, que generó algunos efectos
positivos, como llevarse por delante semejante engendro que incluía un
simulador de bulla.
En la Feria de Sevilla no se reservan mesas salvo que se trate de
las casetas de los clubes privados. Una vez fui a una cena con menú en la
caseta del Aero y
tuve que estar más tieso que un
nazareno de ruan después de todo el día de caseta en caseta, que es en lo que consiste la Feria auténtica: o se recibe o eres
recibido en una combinación de formalidad informal. Me faltó que me dieran un
cinturón de esparto en la puerta. Pero cumplimos el rito porque así nos lo
pidió Diego Luis Algarín. Educación en valores se llama. Y ya se sabe: al amigo, todo; al
enemigo nada, y al indiferente, la legislación vigente.
No engañemos al turista con trampantojos. No me digan que la Feria
es cerrada para justificar el engaño. Me quedo con el ejemplo de don Rafael Carretero, al
que hemos visto ofrecer tantas veces una lonchita de jamón o de caña de lomo a
los visitantes que se quedaban mirándole en el Rinconcillo o en su genial
caseta del Patio de los Duendes de la calle
Joselito El Gallo. "Así es como se ejerce de embajador de la ciudad y se
integra al de fuera, poco a poco". Los turistas sonreían y aceptaban la
tapa con cara de felicidad real. O se integra o se alimenta una mentira. Otra
cosa es que aceptemos la mentira... Y la gran verdad de la Feria es que es una
suma de mentiras piadosas. Pero nunca ha sido la que hacerle ver al turista lo
que no nunca ha sido y de momento no es.
La caseta de los turistas anuncia camareros con varios idiomas y
la adaptación a los usos de los países de origen de los viajeros. Seamos
positivos. ¿Y por qué no les
ayudamos a adaptarse a nuestros usos para que de verdad conozcan la Feria y no
una versión sesgada, irreal o directamente falsa? ¿O es que si optamos por la vía de la autenticidad no
hacemos caja? Mejor son las visitas guiadas, más reales, que un restaurante
bajo las lonas con tiempo limitado de estancia.
Este concepto de turismo no integra, modifica lo auténtico para
venderlo en función de su interés. Estamos engañando con marchamo de
oficialidad. No hay nada como viajar y asumir los horarios, ritos y costumbres
del país visitado. No hay nada como
salir de Sevilla y que no parezca que seguimos en Sevilla. Pero aquí da igual todo, sólo hay que ver que el centro de la
ciudad está directamente prostituido. A lo mejor ha llegado la hora de
cargarnos la Feria. Resérvenme una mesa con derecho a dos horas sentado. Y que
sea con el gran Algarín, seviilano fino y frío.
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