Las calles del real fueron el Domingo de
Feria un auténtico hervidero. / JUAN CARLOS VÁZQUEZ OSUNA CRISTINA
VALDIVIESO
69) El Ave Fénix avvfénix.blogspot.com.es. 26/04/2023
Esta sí es la Feria de Abril
·
La
fiesta en el real de Los Remedios recupera su esencia tres años después, tras
el parón del Covid, y la de 2022 que cayó íntegra en mayo
·
El
calor, la masiva afluencia de público y la presencia de los políticos marcan el
primer día
Si Sevilla recuperó su Feria en 2022 tras dos
años en blanco por el coronavirus, en 2023 es la Feria de Abril la que se ha
reencontrado con su esencia. Este año no hubo que adelantar dos minutos el
encendido del real para marcar su inicio en el mes que le dio nombre en su
origen en 1847, casualidad que
reconoció el alcalde Antonio Muñoz minutos después de pulsar el botón que
inauguraba la fiesta. La Feria en su mes de abril ha echado a rodar según todo
lo previsto.
La primera jornada de fiesta de las siete
previstas hasta el próximo sábado lo tenía todo para ser redonda. Hizo calor,
pero ni era el pasado en los días previos en Sevilla, ni, mucho peor, el que se
espera para los próximos días, que amenazan con batir récord histórico con
temperaturas al borde de 40 grados. Lo suficiente para buscar la sombra a las
puertas de las casetas, eso sí. Tampoco llegó la lluvia, ni se le esperaba,
amén del sol radiante con el que arrancó el domingo, pese a que algunas
previsiones meteorológicas amenazaron con deslucir la histórica noche del pescaito. Pero
finalmente se adelantó a la noche del viernes, obligando, eso sí, a recambiar
farolillos a marchas forzadas antes del pistoletazo de salida. Nada. El tiempo
no acaparó el protagonismo el real.
Calor y buen ambiente en el domingo de
Feria de Abril 2023
Sí lo hizo el bullicio, excesivo para
algunos, pero un clásico del Domingo de Feria desde que éste se convirtió en el
primer día de farolillos. El real era ayer un hervidero. Da igual en que
momento del día piense al leer estas líneas. Hay ganas de Feria. Se nota
en los lugareños como la familia de la pequeña Lucía, con un bonito vestido
azul con lunares blancos, que no llega al real con los tacones puestos. Su
madre, también Lucía, e igualmente vestida, le cambia los zapatos justo antes
de pisar el albero. La pequeña tiene cuatros años, su padre y dos hermanos
esperan impacientes. Llevan viniendo a la Feria "desde siempre" dice
él , con la excepción, por supuesto, de los dos años suspendida por el Covid.
También se nota las ganas de fiesta en los que vienen de fuera. Sabina Hernández
no lleva traje de flamenca como Lucía y su madre. Sí una flor roja en la
cabeza. Es de Santander, ha quedado con unas amigas y espera al principio de
Gitanillo de Triana. Dice que con la flor se une "a la
tradición".
A lo largo de esta semana, la ciudad y, la
mayor parte de sus visitantes, se trasladan a la otra orilla del Guadalquivir.
Las calles del centro se vacían de viandantes y se llenan de flamencas y
hombres trajeados que van camino del recinto ferial. Esta edición de la Feria
de Abril es, además, histórica, la del 50 aniversario de su traslado desde el
Prado de San Sebastián a Los Remedios.
Y ese es el ambiente que se respiraba ayer en
el túnel de
la calle Asunción que te lleva directamente a la portada, este año obra del
arquitecto técnico Gregorio Esteban, y dedicada a la Plaza de España y el
Teatro Coliseo España, que también recoge un sello alusivo a las bodas de oro,
aunque inapreciable a los bajos de tan colosal estructura de 40 metros de altura.
Gallardetes y banderolas rememoran la efemérides antes de pisar el albero.
También sobre él se vivió la noche del sábado un gran espectáculo en honor a
tan histórica fecha. De hecho, fueron vecinos y comerciantes del barrio quienes
participaron en el encendido, previo susto por un apagón que dejó la Feria a
oscuras hasta apenas una hora antes de la medianoche.
Ya en el real, los caseteros y feriantes
también se han preparado para dar respuesta al primer día de Feria. Entre el 91
y el 95 de Gitanillo de Triana, en la caseta Hispano Club, Antonio González,
del catering Hermanos González, cumple 26 años dando servicio en la semana de
farolillos. "La Feria está estupenda", se apresura a decir al ser
preguntado por sus primeras impresiones en el arranque de la fiesta. Para el
primer día de Feria, y en vistas del calor que se espera, Antonio González
explica que ha preparado un picadillo "para que la gente tome algo
fresquito". Sin embargo, se lamenta, "en Feria no se sale del
montadito, la chacina o el marisco" "Y es una pena porque he traído
atún rojo y una merluza buenísima. Pero ya nos encargaremos de venderlos. Hay
mucha feria", explica. Es una caseta muy familiar. Y ese es el ambiente
que se ve a lo largo de los tres módulos que ocupa. Casi una decena de
trabajadores se encargan "de que no le falte de nada a nadie", dice
Antonio, al tiempo que indica que "el descanso se practica a ratos esta semana".
Tras una noche de lleno absoluto, el perfil
de la clientela de esta caseta ha comenzado a acudir en mayor volumen pasadas
las cuatro de la tarde. A partir de esta hora el goteo de sevillanos y turistas
que se dejaban ver por el recinto ferial ha ido en aumento. En la calle
Asunción camino del real no cabía un alfiler pasadas cerca de las cinco de la
tarde. La segunda parte del día arranca con el lleno garantizado.
Dos niñas vestidas de flamenca con el clásico algodón de azúcar.
Las ganas de Feria también las ha percibido
Belinda Fernández, cuyo negocio es uno de los más antiguos de los que acuden a
la feria: Gofres Belinda, justo a los pies de la noria en la Calle del
Infierno. Es la tercera generación que asume la gestión de este puesto de venta
de gofres, crepes y buñuelos. El calor no achanta a la gente a seguir con sus
tradiciones. "Estamos vendiendo mucho desde anoche. Hoy el día está más
caluroso y se puede pensar más en tomar algo fresquito, pero a nadie le amarga
un dulce como suele decirse", indica la feriante, mientras unas diez
personas esperan para ser atendidos. Cogió las riendas del negocio tras su
madre, que ya lo heredó de la suya. Es uno de los ejemplos del trabajo casi
ininterrumpido que supone, para algunos, la Feria. "Prácticamente no
cerramos. Estamos aquí hasta las ocho de la mañana y luego volvemos a las doce
o doce y media del mediodía", afirma.
Y con este ambiente, pocos quieren perderse
darse un homenaje sobre el albero de la Feria más universal. Tampoco los
políticos, habituales en el real, pero poco común en el primer día.
Cae la tarde y está la Feria en su máximo
esplendor. Por todas las calles que llevan al real de Los Remedios se aprecia
un hormigueo camino de la Feria. Decenas de personas siguen acercándose para
disfrutar del resto de tarde y noche, ya que tal y como estiman los
trabajadores y las estimaciones más optimistas, en este primer fin de semana se
espera la afluencia de miles de personas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario