jueves, 17 de agosto de 2023

Cuál es el centro geográfico de Andalucía

Atardecer en el Santuario de la Virgen de la Sierra de Cabra.   Córdoba.- El Mundo

 31).-   El Ave Fénix        avvfénix.blogspot.com.es  17/08/2023 

Cuál es el centro geográfico de Andalucía

 

Los santuarios de la Virgen de Araceli, en Lucena, y la Virgen de la Sierra, en Cabra, son los miradores desde donde se divisan cinco de las ocho provincias del sur

Hace veintidós años, en 2001, el cineasta Pedro Almodóvar rodó en el santuario de la Virgen de Araceli de Lucena una de las escenas de la película Hable con ella. Rosario Flores, que protagonizaba en aquel film a una famosa torera, asiste en compañía de su pareja, el periodista de viajes Darío Grandinetti, a la boda de Ángela y Benjamín. Ella se emociona mientras Agustín Almodóvar ejerce de sacerdote y hace prometer los votos a los contrayentes. En ese momento la cámara del cineasta manchego se deleita con el retablo mayor y la cúpula barroca del templo, ese lenguaje estético del XVIII que permea la historia del arte de la Campiña y la Subbética cordobesa.

Almodóvar rodó aquellas escenas la mañana del 12 de septiembre de 2001, un día después del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York. El director y su equipo recibieron la noticia hospedados en Córdoba. Pese a la impacto del suceso, los productores decidieron mantener el plan de trabajo. Cuando Rosario Flores y Darío Grandinetti salen del templo y pasean hasta el coche la cámara los sigue frente a los miradores del santuario, con un paisaje a lo lejos de campiña olivarera, cortijadas como copos de nieve blanca y montañas azuladas en el fondo más lejano del plano.

Hay dos santuarios en Córdoba, dos cerros altivos y aislados que pugnan por lucir el título de centros geográficos de Andalucía. Uno de ellos es el santuario de la Virgen de Araceli, en Lucena, la segunda ciudad más habitada de la provincia después de la capital. El segundo santuario es el de la Virgen de la Sierra, en Cabra. Desde cualquiera de ellos se divisa el otro. Unos veinte kilómetros en línea recta los une y los separa (treinta en vehículo). El primero domina un paisaje agrario, un horizonte de tríada mediterránea donde enraízan el olivar, el cereal y las centenarias cepas de vid, en el cercano marco de Montilla-Moriles. El segundo es más agreste, vertical y serrano. Está adscrito al Parque Natural de las Sierras Subbéticas, esa excentricidad geográfica ajena a Sierra Morena y la Penibética que eleva Córdoba hasta convertirla en escenario romántico para viajeros y poetas desaforados. Araceli se alza por encima de los 863 metros sobre el nivel del mar.

La Virgen de la Sierra se halla más alta, a 1.217 metros. Camilo José Cela, en su Primer viaje andaluz, expresa con encendidos adjetivos lo que el viajero divisa desde ambas alturas. "Uno de los paisajes más bellos de este país", afirma con rotundidad. Además de Córdoba, se distingue al norte la provincia de Jaén, al este Granada, al sur Málaga y al oeste Sevilla, cinco de las ocho provincias andaluzas. Solo desde Sierra Nevada, desde las cumbres del Veleta y Mulhacén es posible ver una provincia más, la de Almería, además del Mediterráneo y el norte de África.

Construir un santuario en un cerro inexpugnable y solitario, dedicado a María, es una tradición del cristianismo español que hunde sus orígenes en los tiempos de la conquista frente a al-Ándalus. Araceli y Sierra son dos advocaciones que germinan en la segunda mitad del siglo XIII, muy poco después de la conquista de Córdoba por Fernando III. Años antes habían sido adscritas a la Corona de Castilla las tierras de Sierra Morena. De ahí que la leyenda de la Virgen de la Cabeza, la aparición de María a Juan de Rivas, el pastor manco de Colomera en el cerro iliturgitano del Cabezo, sea anterior. Los santuarios marianos florecen a la vez que los cristianos empujan con determinación desde el norte peninsular. Sevilla y Huelva serán las últimas en conceder categoría de milagro a las apariciones marianas.

Santuario de la Virgen de Araceli.   Córdoba.- El Mundo

El santuario de la Virgen de Araceli es, al igual que el oratorio de la Virgen de la Sierra, el final de un vía crucis donde se elevan tres cruces. Las catorce estaciones representan el esfuerzo del peregrino por alcanzar los favores de la Madre de Dios. Uno y otro comparten los mismos presupuestos artísticos. Sobre los primeros y humildes oratorios, apenas decorados con elementos renacentistas en sus capillas principales, el barroco propugna en el siglo XVIII el horror vacui en sus rocallas y recargadas interpretaciones estéticas en un intento por persuadir al creyente de la divinidad que lo aguarda en la vida eterna. Ese mensaje intrincado y complejo no es solo una máxima religiosa sino que juega en la arquitectura un papel fundamental.

En Córdoba, el barroco se enroca, curva y complejiza con mayor ahínco de lo que lo hace en Granada o Sevilla. Las dos grandes piezas del barroco cordobés están cerca de ambos santuarios. El más excelso es la camarín de la iglesia de San Mateo, en Lucena. El segundo, las capillas laterales de la iglesia de San Pedro, en Priego de Córdoba. El primero es policromado; el segundo de una esplendente claridad que tendrá sus epílogos en otras muestras religiosas en los pueblos al sur de Jaén.

La sierra de Aras, donde se halla el santuario de la Virgen de Araceli, es un aislado conjunto de cerros de mediana altura que escapan de los cultivos de la campiña y tapizan sus suelos con bosque bajo de encinas y quejigos. Es más rico y variado el vademécum botánico que perfuma el santuario de la Virgen de la Sierra, en Cabra. Formar parte de un espacio natural protegido como la Subbética tiene sus ventajas. Las aguas blancas del río Bailón, que se retuercen a su paso por la bellísima Zuheros, alimentan bosques galería y praderas con endemismos florales que el peregrino sube como presente a los pies de la Virgen María.

Los días grandes de Lucena son las denominadas Fiestas Aracelitanas, que tienen lugar desde finales de abril hasta bien entrado mayo con la bajada de la imagen a la ciudad. Finalmente, la sagrada talla vuelve a subir a su santuario el primer domingo de junio. En Cabra, el santuario de la Virgen de la Sierra se llena de romeros los primeros días de septiembre. Todos los días 4 de septiembre, a las cuatro de la tarde, se celebra la bajá que es una fiesta de música, palmas y bailes en Cabra. La imagen es venerada durante un mes en la iglesia de la Asunción y Ángeles, cuyo interior acusa los mismos presupuestos barrocos que el resto de grandes templos de la comarca. Mediado octubre, cuando los colores del otoño tiñen de tonos pardos la Subbética, la Virgen de la Sierra vuelve a su santuario. Y en él se instala el silencio que solo turba el viento que precede al invierno.

Pinceladas de humor. 










 

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