avvfénix.blogspot.com.es 09/06/2021
Amor de la infancia. Una bonita historia de amor.
Toda una vida… juntos
Esta mini historia es la mía, la de cómo nos conocimos mi queridísima esposa y yo, llevamos toda una vida juntos, (los nombres son parecidos pero no los verdaderos) Tenemos dos hijos, dos nueras, tres nietas y un nieto. Llevamos 48 años casados. Cada día cuando me levanto doy “gracias a la vida que me ha dado tanto”, “y cuando termina el día, “gracias por haber tenido un día más”. Sigo enamorado de mi esposa, la quiero, la respeto… somos una familia feliz, con sus luces y sus sombras, pero la intensidad de la luz siempre es mayor que la de la sombra.
Antuán y Josefina (Josefin le gustaba que le llamaran, (sin la a final), si le llamaban como Josefina no contestaba, fruncía un poco el ceño como señal de que no le gustaba), se conocieron cuando eran muy niños, Antuán once y Josefin diez años, eran muy niños para saber ni que era el amor o la atracción, pero eso fue lo que pasó y lo averiguarían años mas tarde. Josefin era rubia, ojos marrones, pelo un poco rizado tipo tirabuzón, tranquila en su comportamiento, poco habladora, agradable en su trato. Antuán desde el primer día la veía como una de las diosas de la belleza Afrodita o Atenea, aunque Antuán pensaba que era un poco más bella que estas dos diosas Griegas, y no sabía porque pensaba eso si él no sabía nada de las diosas Griegas.
Era el año 1959. Antuán ayudaba a sus hermanos en una tienda de productos varios, (había tenido que dejar el colegio para ayudar, eran años en los que los niños ayudaban en el trabajo a su familia, y se vería tan normal). Josefin sí que asistía al colegio. (La zona donde vivía era nueva para ella, se había mudado recientemente desde otra zona de la misma ciudad). En los ratos libres o los fines de semana, a veces, hacía los mandados de compras en las tiendas a su madre, siempre que eran pequeñas cosas, más que nada precisiones de última hora, las más grandes las hacia directamente madre. En principio no le gustaba mucho que le mandara, prefería jugar si no tenía deberes con otros niños de la calle, pero aquello pronto empezó a cambiar.
Antuán la primera vez que Josefin fue a comprar a la tienda donde ayudaba a sus hermanos, le llamó la atención, se le quedó mirando con insistencia, aunque Josefin ni se daba cuenta ni podía imaginar hasta donde podía llegar aquello. Así pasó algunas veces más. Un día una de las cosas que fue a comprar fue unas chanclas de verano, las había de varios colores, Antuán le dijo se las comprara grises, Josefin le dijo no le gustaban grises, ese color parecía para cuando la gente estaba triste, Antuán le dijo, pues por eso te lo digo para que sepas como me siento el día que no vienes y no puedo verte (es cierto, no inventado). Y le preguntó, si algún día no vienes donde puedo ir para verte o jugar contigo. Josefin le contó lo que hacía cuando no estaba en el colegio o haciendo los deberes. A partir de ese día. Algo empezó a cambiar, Josefin le gustaba acompañar a su madre a las compras para poder ver y hablar con Antuán. Ya le gustaba acompañar a su madre cuando ella hacía las compras.
La calle donde vivía Josefin estaba dos más adelante de donde estaba Antuán, la esquina se veía desde el mismo local, no se las veces al día que Antuán podía mirar para ver si le veía venir. Si iba a la tienda al salir salía y le acompañaba, si iba en otra dirección en cuanto lo veía salí pitando para poder estar y hablar con ella todo el tiempo que fuera posible. Así fue pasando tiempo. Unos dos años después Antuán le preguntaba a diario a Josefin, si le quería, esta le decía que no que era una niña y que no le preguntara esas cosas. Antuán insistía todos los días, le decía. Bueno y me vas a querer alguna vez?, cuando seamos mayores? me vas a esperar? vas a querer ser mi novia?, puede decirme que si, por favor?. Pero nada la respuesta no cambiaba nada. Antuán tampoco se desanimaba. El tiempo iba pasando, y la situación no cambiaba, pero cierto es que cada vez se hacía más indispensable para Antuán verle a diario y todas las veces que pudiera ser.
Así empezó una vida, ya os podéis imaginar cómo siguió, sé que somos unos privilegiados.
A pesar de las tormentas, el oleaje y la lluvia, los días de sol intenso, de frio, de penas y alegrías, de éxitos y fracasos, de ilusiones y de desilusiones… El barco sigue viento en popa. Que así sea el resto del viaje.
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