La calle Alfonso XII se
llama así desde el siglo XIX, antes era de Armas “Diario de Sevilla”
La historia de Sevilla, a través de sus calles.
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Unas de las calles más antiguas es
Francos, del siglo XIII, llamada así por la concesión de franquicias dada por
Fernando III
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Desde el XIX se han perdido nombre
populares en favor de dedicaciones a personas
De la calle
Abad Gordillo, en pleno casco histórico, a la Plaza del Zurraque, en Triana.
Sevilla cuenta con un total de 4.507 calles, vías y plazas cuyos nombres se han
ido adaptando a los gustos de las épocas. De los nombres populares, simples en
la mayoría de los casos, que existían antes de que el asistente Olavide en el
siglo XVIII ordenara levantar el plano de la ciudad y pusiera orden en el
callejero, se ha pasado a dedicar las vías a personas recientemente fallecidas
o distintas instituciones. Pero la ciudad aún conserva muchas de las
denominaciones históricas, como Harinas o Francos, que data del siglo XIII y
emana directamente de Fernando III. Gracias a la iniciativa de Antonio Sancho
Corbacho en los años 50 del pasado siglo se pudieron colocar toda una serie de
azulejos que rememoran los nombres históricos junto a los nuevos. Este es un
repaso por la historia de la ciudad a través de sus calles.
"Hasta que se hace el Plano
de Olavide en 1771 los nombres de las
calles de Sevilla variaban mucho. Podían tener el nombre de personas relevantes
que vivieran en ella. También se repetían muchos nombres entre las distintas
parroquias. Olavide llegó a contabilizar hasta 16 calles que se llamaban
'Sucia', una denominación descriptiva. Las había igualmente que hacían
referencia a industrias, establecimientos o comercios que había instalados en
ella. Cuando estos desaparecían lo hacía también la calle", explica la
historiadora Reyes Pro.
Gracias a su
mentalidad ilustrada Olavide propició una enorme transformación de la
ciudad. Fue en ese primer plano geométrico de Sevilla en el que se recogen los
nombres de las calles de una manera ordenada. El historiador Félix González de
León publica en 1839 Noticia
histórica de las calles de Sevilla, primera obra que estudia el
callejero. Otra publicación imprescindible es la de Álvarez-Benavides de 1874 Explicación del plano de Sevilla,
otra obra imprescindible para conocer la evolución del
nomenclator. Empieza su estudio, como sostiene Reyes Pro, asegurando que
es fácil confeccionar un callejero comparándolo con uno ya existente, pero que
él ha comprobado lo que dice personalmente recorriendo las calles e
incorporando en su estudio los comercios principales de cada una de ellas. Este
hecho ofrecía un información muy importante sobre las características de la
ciudad.
. El Plano de Olavide.
Posteriormente
se han realizado numerosas recopilaciones, pero la definitiva obra ha sido
el Diccionario
Histórico de las calles de Sevilla, publicado por la Consejería de
Obras Públicas y Transportes y el Ayuntamiento en 1993, que parte del topónimo
para realizar la radiografía más exacta de la Sevilla de ese momento. Como
señalaba en el prólogo el entonces alcalde Alejandro Rojas Marcos, "en sus
páginas encontramos referencias a antiguos gremios y mercados, conventos y
hospitales, a linajes que no desparecieron sin dejar sutil memoria de los
lugares donde radicaron y que nos permitirán reconstruir el pasado de la
ciudad, encontrar explicaciones a las dimensiones y formas de algunas manzanas
y calles o las transformaciones operadas, en cuanto a los cambios de uso, de
aquellos edificios para modificar su entorno sociológico".
La calle Francos, nombre del siglo
XIII.
Una de las
calles con el nombre más antiguo es Francos. "Data del siglo XIII y no se
denomina así por los comerciantes franceses, como muchos piensan. Es por la concesión
de franquicias que hace el propio Fernando III a los vecinos. Les libra de
pagar determinados impuestos", señala Reyes Pro. Sin embargo, no toda la
calle se ha llamado siempre de este modo. El ensanche final, desde el siglo XV,
y al menos, hasta comienzos del XVII, fue conocida como plaza de Entalladores.
También se ha llamado calle Imagen o Plazuela del Silencio, topónimos que se
relacionan con el retablo cerámico de la Virgen de Belén con el Niño. Otra
calle que recibe esta denominación desde la Edad Media es la calle Harinas, en
el Arenal, topónimo que hace referencia a las industrias que pudieron existir
en ella.
Sevilla
perdió la evocadora calle de la Luna, paralela a Sol, y actualmente rotulada
como Escuelas Pías por instalarse allí el colegio de los Escolapios. Tampoco
existe la calle Confiterías, perpendicular a la Plaza del Pan que hoy se dedica
a Huelva. Sí se mantiene Herbolarios, paralela, que ofrece información sobre
los comercios que en un tiempo hubo.
Procesión del Cristo de San Agustín por la
Plaza del pan. A la izquierda se puede ver la extinta calle
Confiterías. / D.
S.
Los
sevillanos la siguen llamando Plaza del Pan, aunque su nombre oficial es Plaza
de Jesús de la Pasión, en honor a la obra maestra de Martínez Montañés. Cerca
están las plazas de la Alfalfa o de la Pescadería, por encontrase ahí las
pescaderías reales.
En el barrio
del Arenal se rinde homenaje al fantástico orfebre Juan de Arfe, autor de la
custodia del Corpus, con una calle que se extiende desde el Postigo de Aceite,
otro nombre tremendamente evocador, al lugar donde estuvo la Puerta de Triana.
Precisamente, las puertas de Sevilla comenzaron a derribarse con García de
Vinuesa, calle que confluye en este mismo sitio y que en su día lucía el
topónimo de La Mar, por ser la que conducía desde la misma Catedral, corazón de
la Urbe, al muelle y al río. La calle Arfe, por cierto, se conoció como del
Pescado por conducir a las pescaderías que se encontraban en las Reales
Atarazanas. Historia pura. De las Alcaicerías se conserva la de la Loza, aunque
ha perdido su apellido. La de la seda es hoy Hernando Colón.
Azulejos de época de Olavide.
En el año
1917 se crea una nueva calle para uno de los sevillanos más ilustres y a la vez
más desconocidos: Nicolás Antonio. Esta vía de apenas 20 o 30 metros conecta la
Plaza de Santa Cruz con los Jardines de Murillo y tiene una sola casa. Nombres
muy ilustrativos tenían también la calle Olavide, era antes la calle de la
Pulga, y la de Alonso el Sabio, que se llamó antiguamente la calle del Burro.
Sevilla tuvo su calle de la Teta, que conecta Enladrillada con Sol. Se llamaba
así por existir una pieza de mármol romano con forma de pecho femenino. Esta
calle recibe hoy el nombre de Espada.
La calle Harinas.
Un capítulo
aparte merecerían los nombres por los que se han conocido a lo largo de la
historia las hoy Avenida de la Constitución y Plaza de San Francisco: Gradas,
Génova, Gran Capitán, del Rey, de la Reina, de la Falange Española, de José
Antonio... Los nombre más populares e históricos se fueron perdiendo
paulatinamente a partir del siglo XIX. Entonces, la moda es la de dedicar las
calles a personas, borrando lo anterior. La antigua calle de las Armas,
topónimo que databa desde al menos el siglo XIII, pasa a dedicarse a Alfonso
XII en 1883.
Las calles cofradieras
Una práctica
muy extendida actualmente es la dedicar calles a imágenes devocionales de la
ciudad. La primera de ellas fue Jesús del Gran Poder, que desde principios del
siglo XVI se conocía como De las Palmas. Desde 1900 está dedicada el Señor de
Sevilla, siendo la primera de esta categoría. Muy recientemente se ha bautizado
como Plaza de la Esperanza Macarena el espacio existente ante la basílica.
Entre 2018 y 2023, ocho calles o plazas se han dedicado a imágenes
devocionales: Plaza del Señor de la Resurrección (Santa Marina), Plaza Ntro.
Padre Jesús de la Humildad (distrito Este-Alcosa-Torreblanca), Plaza Ntra. Sra.
del Rosario (Norte), Plaza Señor de la Salud (Santuario de los Gitanos), calle
Padre Jesús del Consuelo (Este-Alcosa-Torreblanca), Pasaje Virgen de
Cuatrovitas (Los Remedios) y la ya citada Plaza de la Esperanza Macarena.
La calle Jesús del Gran Poder.
El barrio de
Santa Cruz, creación de principios del siglo XX del Marqués de la Vega Inclán,
tiene topónimos tan bellos como Vida, Pimienta, Callejón del Agua, Jamerdana,
Gloria... que perdió el nombre Ataúd en virtud de una leyenda relacionada con
Miguel de Mañara. En Sevilla, hasta el polémico Velador tuvo su espacio.
Hoy conocida como Augusto Plasencia. Y Barrabás, hoy Lope de Rueda.
Afortunadamente, también se han recuperado recientemente algunos nombres
antiguos, como Correduría, que conecta la Alameda con la Feria; o Real de la
Carretería.
La placa que explicaba el nombre de Laraña,
hoy en un bar.
También hay
calles que se han mudado.
Por ejemplo, la calle Compañía era originalmente la calle Laraña por
encontrarse allí la Casa Profesa de los Jesuitas. "Se rotuló Laraña por un
catedrático de la universidad. Curiosamente la lápida que se colocó explicando
el motivo se encuentra hoy en el suelo de un bar", explica Reyes Pro.
La actual
José Gestoso se llamó de la Venera, al menos, desde 1384. En su extremo más
próximo a la Encarnación se encuentra este elemento que fue el centro
geográfico de la ciudad. "Desde el siglo XVIII se empiezan a enumerar las
casa con respecto a la proximidad de esa venera", indica la historiadora.
Los azulejos de Sancho Corbacho
Rótulos con los nombres en la actual Plaza
de Jesús de la Pasión.
A mediados
del pasado siglo XX, gracias al historiador Antonio Sancho Corbacho, se
instalaron en muchas calles unos azulejos explicando cuál era su nombre
antiguo. La mayoría se pueden ver todavía, pero algunos se han perdido. Por
ello, el sevillano Rafael Valero se ha propuesto recuperar dos de ellos. El que
hacía referencia a la calle de La Mar (García de Vinuesa) y el de la calle
Bayona (Federico Sánchez Bedoya). Para ello ya ha contactado con los
responsables de la asociación Niculoso Pisano y espera contar con la
colaboración el Ayuntamiento.
El nombre antiguo de la calle Albareda,
dedicados a los catalanes que se instalaron tras la conquista.
Para que no
se siga borrando la memoria de la ciudad en sus calles, la historiadora Reyes
Pro sugiere que como se hace en algunos otros sitios se opte por mantener el
nombre histórico y se haga una dedicación de esa calle. El servicio municipal de
Estadística también desaconseja cambios en las calles del Casco Antiguo.
Inauguración del Jardín Doctor Isamel
Yebra.
Algunas de
las personas que se han incorporado al callejero en los últimos años son el
músico y cofrade Bienvenido Puelles Oliver, que ha sustituido a la calle Clavel
en San Gonzalo; el empresario Otto Moeckel (una pequeña plaza en la calle
Adriano), el orfebre Juan Borrero, sustituyendo a la trianera calle Cisne, el
alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín (ante la Torre Sevilla), el compositor
Rafael González Serna (un tramo de Huelva), el padre Isaac García (un tramo de
Cristóbal Sánchez Fuentes), el Cardenal Carlos Amigo (un tramo de Placentines),
el político Pedro Zerolo (un espacio en la Alameda de Hércules), la víctima de
violencia de género Ana Orantes, sustituyendo la calle Potro, el capataz Luis
León Vázquez, por la antigua barreduela de Galindo o el Jardín del Doctor Yebra
Sotillo, junto a San Isidoro.
Pinceladas
de humor.
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