El pico del Terril, el punto más alto de Sevilla
“Diario de Sevilla”
·
El ascenso al techo de la provincia no
es excesivamente duro. Ofrecerá una panorámica impresionante de la campiña
sevillana y de las montañas de Grazalema.
Fotos del ascenso al Pico del Terril.
Ruta circular (Se puede hacer lineal) Distancia: 7,23 km. Dificultad: Moderada
Inicio: Mirador de la Ventana (a 8 kilómetros de Pruna)
Final: Mirador de la Ventana (a 8 kilómetros de Pruna)
Poblaciones que atraviesa: No hay poblaciones intermedias
Ascenso total: 421 m. Descenso total: 421 m Naturaleza: 4/5
Entre las
localidades de Pruna y Algámitas, en plena Sierra Sur, se ubica el Pico
del Terril. Sus 1.129 metros sobre el nivel del mar establecen
el punto más alto de Sevilla. Aunque su distinción como "techo de la
provincia" pueda imponer, la ruta que lo corona no es dura. El único tramo
que quizá resulte más complicado sea la bajada desde el Cerro de la Ventana. El
recorrido es corto (de algo más de 7 kilómetros) y lo podemos afrontar de forma
circular.
El Terril se
ubica en la Sierra del Tablón. Es una
formación calcárea que se integra en el sistema montañoso septentrional de la
Serranía de Ronda, en las primeras estribaciones de la Cordillera Subbética.
Precisamente, su cumbre es un mirador privilegiado con una panorámica del
entorno que nos impresionará.
Este el Mirador de la Ventana. Empezamos
aquí
Tomamos como
punto de inicio de la excursión el Mirador de la Ventana, que cuenta
con unos bancos para sentarse y varios aparcamientos. Está a menos de 8
kilómetros de Pruna, en la carretera SE-9225 que comunica dicha localidad con
Algámitas. En un lateral, veremos unas señales verticales que indican dónde
arranca nuestra senda.
Avanzamos
unos metros por el arcén de la carretera hasta
que veamos a la derecha una trocha que asciende al amparo de un risco en el que
se pueden posar buitres leonados. Cruzamos y nos internamos en el sendero. El
primer obstáculo que nos encontramos es una alambrada que ha
sido doblada para permitir superarla. No hay que preocuparse: la finca no es
privada.
Los primeros pasos nos hacen pasar por un
denso bosque.
Comenzamos a
subir inmediatamente. Las marcas que nos orientan son de color
blanco y verde, pero notaremos que están bastante gastadas en
ciertos puntos. De todas formas, en los primeros compases el rumbo es claro
pese a algunas ramificaciones: subimos por el bonito bosque hasta que poco a
poco la densa vegetación vaya dando paso a matorrales. A menos de un kilómetro
de la carretera damos con las ruinas de un cortijo y las primeras vistas
de Pruna con su torre detrás y Olvera al fondo. Ya distinguimos perfectamente la Sierra del
Tablón. Estamos en el Puerto de la Ventana (840
metros sobre el nivel del mar).
Restos de un antiguo cortijo en el Puerto
de la Ventana.
Si miramos a
la izquierda, apreciaremos un artefacto metálico inclinado. Es un
pluviómetro. Nos acercamos para tomar la ladera sur. La trocha
sube con suavidad hacia la Cañada del Encebro ofreciendo
siempre una vista muy clara de las altas montañas de Grazalema en la lejanía.
La señalización por aquí es abundante con flechas verdes o cruces que
recomiendan el trazado óptimo.
Este torcido pluviómetro hará de punto de
referencia a la hora de regresar.
A 3
kilómetros del pluviómetro, la inclinación se relaja. Alcanzamos una zona
con pequeños bosquetes de encinas que ofrecen algo de
sombra. Desde aquí, ya tenemos una visión clara del Pico del Terril al
este. Desde arriba no parece gran cosa, pero realmente la montaña sobresale
bastante de las llanuras sevillanas que la rodean. En apenas 500 metros,
superamos los 100 metros que nos faltan para alcanzar la modesta cumbre. No hay
un sendero claro: improvisamos los repechos finales por un terreno pedregoso
que no nos dificultará en exceso el avance.
El ascenso tiene algunos tramos más
pedregosos.
El Terril,
además de ser la cota más elevada de la provincia, se sitúa justo en el límite
entre los ya mencionado municipios de Pruna y Algámitas. Veremos que hay
un punto geodésico aquí arriba, colocado por el
Instituto Geográfico Nacional en 1973. La panorámica es impresionante con una
visual de casi toda la campiña sevillana al norte y la línea de montañas al
sur: la Sierra del Pinar, la Sierra de Líjar y hasta la Sierra de las Nieves
podremos distinguir si el día es claro.
Vistas del Cerro del Tablón desde El
Terril.
Hasta la cumbre del Terril hemos andado unos 4 kilómetros. Podemos volver por el mismo camino, siendo la opción más sencilla, o regresar por la parte alta de la sierra, mucho más bonito pero con un descenso más complicado al final. Nos decidimos por la segunda opción.
Subimos el Cerro del Tablón.
Antes
debemos bajar del Terril y regresar a la zona de los bosquetes. Si tomamos la
trocha que va por la izquierda, retornamos al pluviómetro por el camino de ida.
Seguimos de frente y comenzamos a subir por la Cañada de Ballesteros al Cerro del
Tablón (1.105 metros sobre el nivel del mar). El ascenso a
su redondeada cima también es sencilla, de nuevo por una ladera de piedra.
Vistas desde la Sierra del Tablón.
Una vez
arriba, seguimos el cordal que une todos lo cerros de esta sierra.
Es interesante observar cómo la vertiente que da al norte es mucho más verde y
frondosa que la cara meridional. Unos montículos de piedra nos indicarán por
donde avanzar por esta zona, pero en cierto punto nos mostrarán una bajada
abrupta por la cara septentrional para orientarse a la Peña de Algámitas, cerro
vecino y hermano del Terril que vemos a la derecha con sus 1.121 metros de
altura. No seguimos esa ruta, aunque se pueden encadenar los dos ascensos en
una misma jornada.
Avanzamos
rumbo oeste, por la bajada más suave: perdemos unos 100 metros en un kilómetro.
Acto seguido, una ligera cuesta ascendente nos deja sobre el Cerro de
la Ventana (966 metros). Aquí nos topamos un refugio para
pastores de metal.
Buscando el ascenso al Cerro de la Ventana.
Ahora
empieza la parte que puede resultar más complicada. El objetivo es llegar al
pluviómetro que vimos al principio en el Puerto de la Ventana. No hay un
sendero claro. Aprovechamos los surcos y escorrentías que
hay en la tierra entre los matorrales para ir perdiendo 200 metros en un
kilómetro, con una rampa al final bastante inclinada y gastada por la erosión.
La bajada es lo más complicado de esta
ruta.
Finalmente,
nos reencontramos con el pluviómetro. Seguimos por la
derecha, buscando el bosque que atravesamos en los primeros compases de la
excursión. En esta ocasión, por no repetir, tomamos una trocha que se desvía
antes por la derecha. Entre árboles descendemos otros 80 metros por un terreno
con una tierra más oscura. Cuidado porque es más resbaladiza,
especialmente si ha llovido.
Tenemos que saltar una verja en un par de
ocasiones.
Finalmente, damos con otra alambrada doblada. La pasamos por encima para tomar el lateral de la carretera hacia la izquierda. Al cabo de unos 200 metros sobre el arcén, regresamos al Mirador de la Ventana y completamos la ruta.
La carretera nos devuelve al Mirador de la
Ventana.
Como se ha
explicado, no es excesivamente dura. Las complicaciones son
la señalización desgastada en algunos puntos y la inclinación del resbaladizo
terreno en el tramo de bajada final. Asimismo, mucho cuidado si hace demasiado
calor, pues no hay sombra en gran parte del trazado.
Pinceladas de humor.
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