sábado, 17 de junio de 2023

La historia de la señora Esperanza

 

118)   El Ave Fénix        avvfénix.blogspot.com.es  17/06/2023

La historia de la Sra. Esperanza.   (vaya tela de nombre y se verá por qué)

La Sra. Esperanza es una señora mayor (no me gusta la palabra anciana), que pide en la puerta de un supermercado Mercadona, desde hace varios meses, todos los días que este negocio abre, llega sobre las once se va sobre las dos y vuelve sobre las cinco hasta las nueve (información facilitada por la Sra. Esperanza). 

Lleva el pack completo de permanencia en el puesto, silla andador que le vale para andar, apoyarse y  sentarse, un vaso para entrar las monedas, unas bolsas al lado en el suelo para las cosas compradas que le entregan. Ahora ya en este tiempo un quitasol, que depende de qué hora le cubre del todo o no,  y un abanico. Esta mañana sobre las 10,30 ya hacía bastante calor y su saludo antes del de costumbre ha sido el de, que calor que hace, además del de costumbre =(buenos días hijo).   Está muy bien considerada por las cajeras del supermercado, a final del día le permiten cambiar las cosas que le han dado y no le van bien, por otras que necesita)

Me sorprende un poco que con lo mayor que está no hayan intentado quitarle el sitio, estos supermercados son muy apetitosos para la mendicidad por la cantidad de gente que les visita a diario, y generosos en el resultado para ellos. En todo el tiempo que llevo visitando este establecimiento como cliente, he visto pasar diferentes personas que casi siempre han durado no mucho tiempo.

He llegado a tomarle afecto, en invierno le compraba un café descafeinado con leche en un bar cercano, después pasé a entregarle un brik de zumo o caldo y hoy ha sido un zumo natural de naranja recién exprimido y fresquito, (tienen máquina en el supermercado). La verdad es que no soy muy dado a entregar limosnas, salvo que yo crea que de verdad lo necesitan, y desde luego en dinero nunca. Hay mucho no se sí decir golferío y/o engaño en este sector.

Quizás haya sido porque la Sra. Esperanza me recuerde a mi abuela, Ana era su nombre, le llamaban “Anica” físicamente y de edad era parecida, murió rondando los 100 años y cosía sin gafas, (leer no porque no sabía), era delgadita, poquita cosa se dice en palabras coloquiales y la recuerdo no mucho pero con bastante cariño.  Creo que por eso le he tomado afecto a la Sra. Esperanza. Es cordial, saluda con ese gracejo propio de las Sevillanos de Triana, bastante conocida ya por la clientela y me atrevería a decir que apreciada por bastantes personas, si le das conversación habla lo que sea necesario, es agradable, con el gesto serio de la persona que la vida no le ha tratado muy bien. 

Corrala de Sevilla, patio de vecinos.

No es una persona sin techo, sí practica y vive de la mendicidad, aunque dentro de esta forma de vivir  para mí que hay varios tipos de personas que la ejercen. Sintetizamos un poco, aunque esto daría para escribir solo de ello.

Los que lo hacen por pura necesidad (como es el caso de la Sra. Esperanza).        

Los que lo hacen porque lo han hecho su medio de vida, no tienen que trabajar ni adaptarse a unos horarios fijos, sitios donde ejercerla ni obligados (van por libre, a su bola), sin destino ni punto fijo, errantes.   

Los que lo hacen porque lo han hecho su medio de vida, se acostumbran a ello, no le dan un palo al agua, en bastantes ocasiones suelen ser familias enteras que se dedican a ello, llegan a la zona determinada juntos en furgones o coches que les dejan y les recogen al final de la jornada. Suelen actuar siempre en la misma zona, conocen tanto los establecimientos que se le dan mejor como las personas que viven en  la zona y visitan esos establecimiento, saben quién les da y quién no, a unos le insisten y si es necesario y van caminando se ponen a su lado y les acompañan de una forma pesada, y a otros ni les piden, saben que no van recibir nada. Llevan tanto tiempo y son tan conocidos por el barrio como este para ellos, a algunas personas de las que le insisten y piden a diario saben hasta sus nombre. “Yo a estos les llamo los vagos de profesión”  

Y luego están los organizados por las mafias, los hay de todos los tipos, personas mayores, niños, tullidos, gente joven, en la mayoría de los casos de otros países, les organizan, controlan, vigilan y a final de día le recogen lo que han recaudado, y si les dejan algo es una mísera cantidad. Estos suelen pedir dinero (una moneda) nunca comida. Suelen echar jornadas maratonianas, en el mismo sitio o cambiando entre ellos de lugar, para hacerse menos pesados y vistos.  A cambio de estos las mafias les dan cobijo, comida, ropa de la que recogen en Cáritas o sitios similares, o extraen de los contenedores donde se deposita ropa y calzado usado.

Barriada de León Sevilla

Todo lo anterior se ajusta a la realidad, lo que sigue ahora es todo ficción.

La historia de la Sra. Esperanza es esta.            Todo esto en adelante es ficción.

La Sra. Rosario nació en Sevilla (Triana) barriada de León, de lo que se siente muy orgullosa, tiene el habla, el salero y el gracejo típico de los trianeros de cepa. Nacida en una familia humilde pero que se desenvolvió sin dificultades económicas, aunque tampoco les sobraba, vivían en una corrala, patio de los que había bastante en Sevilla y  en el que viven varios vecinos, aunque cada uno en su vivienda. Asistió al colegio en su primera etapa de educación básica, terminada esta etapa no podía costearse otros estudios y los dejó, también para ayudar a su madre en casa y que esta pudiera esporádicamente hacer limpieza en otros pisos que la requerían.

Se casó muy joven (de penalti, como dicen en mi pueblo, se quedó embarazada) con un chico que venía a trabajar a Sevilla desde una población cercana Tomares, pero siguieron viviendo en casa de los padres de ella. Una empresa constructora se interesó por el sitio donde se ubicaba la vivienda (corrala) y ofreció a sus vecinos un piso a cambio, pequeñito pero nuevo y en la misma zona, a lo que todos ellos accedieron, y pasaron a su nueva vivienda.

En esa nueva vivienda la Sra. Esperanza y su esposo viviendo hasta el fallecimiento de sus padres, quedando como propiedad la vivienda en la que siguen a día de hoy. Actualmente y al no haberle hecho ninguna reforma está habitable, pero ya un poco desfasada y con pocas comodidades.

A los 35 años tuvo su primer hijo, (Emilio) hoy tiene sobre 40 años, después otro más, los dos varones, este segundo (Carlos) con una deficiencia física psíquica, más física, que aunque le permite andar y hablar pero con dificultad, pero al menos no tiene que estar en cama o en silla de ruedas. Eso sí, no le permitió ir a un colegio o centro de enseñanza o de ayuda, en gran parte dependía de sus padres (mejor de su madre).

El primero de los hijos tenía una vida normal, trabajo fijo en una empresa. Se casó y a los dos años su esposa quedó embarazada, aquello fue un motivo de alegría en toda la familia, incluida la Sra. Esperanza, era el primer nieto que iba a tener. Llegó la hora del parto, este se complicó de una forma inesperada, y en el falleció la madre y el bebé nació sin vida. El palo para toda la familia fue impresionante, especialmente parea Emilio que fue incapaz de superarlo. Entró en un estado de depresión, perdió su trabajo, tuvo que abandonar el piso donde vivía por no poder pagarlo, se lo gastaba todo en bebida, y volvió a vivir en casa de su madre. En principio bebía con frecuencia y más de la cuenta, de ahí pasó a flirtear con la droga, en principio porros y cosa de poca monta, pero poco a poco se fue metiendo más y más,  no se cuidaba, se dejó por completo, no hacía por donde o lo que es peor no podía, era superior a él. Tuvo algún altercado en el que intervino la policía, llegó en dos ocasiones a estar en los calabozos y quedó fichado.

Al volver a vivir en casa de su madre y tener otro hermano con deficiencias la Sra. Esperanza tuvo que dejar el trabajo que hacía de vez en cuando, de limpiadora de pisos y quedarse en su casa para atender a los dos hijos e intentar controlar y sacar del pozo en la media posible a Emilio.

La pensión que cobraba la Sra. Esperanza es de 450 € y aunque no tenía que pagar alquiler no le daba ni para lo más indispensable. Este fue el motivo que le llevó a donde ahora se encuentra. “Practicando la mendicidad en la puerta de un supermercado” 

Pinceladas de humor.

Ya sé porque estoy engordando…
!Es el champú! Hoy me di cuenta de que en el envase dice: Para dar cuerpo y volumen.
Así que desde hoy empiezo a bañarme con jabón lavaplatos, que dice: Disuelve la grasa, hasta la más difícil.
OC







 



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