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Nadie que no haya convivido con ellos conocerá nunca,
a fondo, hasta dónde llegan las palabras generosidad, compañía y lealtad.
Jack, el perro que evita averías eléctricas millonarias.
Inteligencia
automatizada, drones, láseres y una infinidad de herramientas de última
tecnología sirven a Iberdrola para tratar de evitar problemas en el suministro
eléctrico, aunque en este caso su as en la manga es el mejor amigo del hombre.
De pelo denso y lacio y con un carácter alegre y activo, Jack encabeza un
proyecto piloto que tiene como objetivo detectar incidencias que pueden
desencadenar en cortes de suministro a seis millones de personas en 3,5
millones de hogares y empresas que se producen especialmente en las estación
invernal debido a las inclemencias meteorológicas.
Todos los hombres son dioses para su perro.
Scott Mathieson, director de planificación y regulación de redes
de ScottishPower, ha explicado que «nuestros equipos se preparan para el clima
invernal durante todo el año. Es importante explorar todas las vías para evitar
los cortes imprevistos que el tiempo puede provocar o para asegurarnos de que,
en caso de que se produzcan, podamos restablecer el suministro eléctrico de la
forma más rápida y segura posible. Ha sido muy interesante ver cómo el mejor
amigo del hombre también puede ayudar».
Según trasladan desde la filial de Iberdrola en Escocia, este
springer spaniel ha demostrado ser certero. «En una reciente visita a una
de las instalaciones de SP Energy Networks su tasa de éxito fue del 100 %. En
esa ocasión, los técnicos de la compañía habían creado una avería artificial
para poner a prueba las habilidades del perro. La detectó bajo el asfalto a la
primera. Incluso descubrió otra que no se esperaba en absoluto que fuera capaz
de ello».
El caso de
Jack no es el primero donde el springer spaniel demuestra que es una raza
especial. El peludo amistoso y dócil ya fue utilizado en Reino Unido para
olfatear la viruela de las ardillas. Rufus, un springer spaniel de entonces
seis años, aprendió en 2020 a olfatear la enfermedad responsable de la muerte
de miles de ardillas rojas bajo la tutela de su propietaria la conservacionsita
Caroline Finlay. Los meses de cuarentena fueron aprovechados por Rufus, que
recibió entrenamiento en casa y se convirtió en el salvador de miles de
ardillas rojas al recorrer parques y bosques para tratar de localizar
cualquiera de estos roedores que pudiera tener la enfermedad.
Los perros no son todo en nuestra vida pero ellos la
hacen completa.
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