avvfénix.blogpost.com.es 11/04/2021
Quiero escribir, pero no me encuentro.
Es algo que no entiendo, ni por qué me pasa. Me gusta escribir. Y no tengo un tema o línea definida, ni preferida. Pero lo que no entiendo, es que a temporadas, me fluyen las ideas o cosas para escribir: por artículos que lea, por cosas que vea en el día a día, por ideas que me vengan. De cualquier cosa puedo escribir, incluso inventado poesías o letras de canciones, tomando como base cualquier cosa. Y lo que es mejor, me gustan las cosas que escribo.
En este Blog tengo publicado casi todo lo que he escrito, y cuando estoy totalmente falto de ideas, o de ganas?, repaso lo que hay, y me gusta, como lo expongo o analizo. Y me anima a seguir haciéndolo, pero empezar me cuesta bastante. Y obtener las primeras ideas, también.
Sé que con la escritura, me explico mejor que con la oratoria. Y puede ser por varias cosas, principalmente por una. Suelo hablar poco, y esto no se considera ser antisocial (si escucho).
La escritura te permite pensar, organizar y rectificar lo que quieres decir, lo que quieres exponer o como enfocar el asunto a tratar. La palabra, es diferente, una vez que se ha pronunciado, ya no se puede borrar, para rectificar tienes que usar una nueva palabra, que cambie el sentido o significado de la anterior. Pero cada persona tiene su propia forma de hablar y comunicar lo que dice.
Oratoria al arte de hablar con elocuencia. ... Esta finalidad de persuadir al destinatario es la que diferencia la oratoria de otros procesos comunicativos orales. Los buenos comunicadores, en especial los de grandes eventos y masas, suelen serlo.
Expresividad.
Hay personas a las que le gusta hablar poco, por lo tanto la fluidez es más limitada (la práctica es el mejor medio para dominar una cosa). Y no necesariamente esto es bueno o malo, simplemente es diferente. Suelen ser más precisos y concretos.
Otras que lo hacen con mayor intensidad en la cantidad, no necesariamente en el contenido del mensaje. A veces simplemente hablan mucho, sin decir nada o casi nada (los políticos). Es frecuente que las personas que hablan mucho, escuchen poco. Es tan importante el hablar bien, como el saber escuchar.
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