Cabeza de ratón o cola de león.
“Más vale ser cabeza de ratón que no cola de león”
Cuando se utilizan estas frases suele ser valorando una situación determinada. Si las comparamos con
un teatro se puede decir que cabeza de ratón es la primera fila del anfiteatro y cola de león la última del patio
de butacas; o la de encontrarse en un periodo
de crecimiento y ser el objetico a cubrir, pasar de una situación a otra
como medio para llegar al parco.
Son dos cosas tan
diferentes que no es fácil encajarlas
dentro de un mismo contexto, si no es metafóricamente.
En la vida diaria es frecuente que las personas se planteen en cuál de las dos posiciones están o quieren situarse. El desarrollo y
prosperidad hacen que unas veces se esté en una posición, y otras en la
contraria. Si la pretensión es la crecer en positivo en cualquiera de los
aspectos de la vida, las posiciones se alternan a menudo. La superación tiene como consecuencia
ir escalando puestos para llevar a la meta que se persigue. Se suele hacer en
escalas de tiempo, espacio, facetas, circunstancias. Cada una de ellas se inicia desde el punto
cero “cabeza de ratón” hasta llegar al objetivo “cola de león”. Superada con éxito la siguiente etapa es llegar a ”cabeza
de león”. El tiempo invertido puede ser largo y duro, pero es necesario
hacerlo, y en cada momento se toma como imprescindible para llegar a la meta. No hay lugar a sentirse
eufórico o decepcionado, solo partícipe del proyecto.
Si lo que se busca es estar en el escaparate y no hay una pretensión o finalidad de crecimiento
y objetivos a conseguir, la cosa es diferente. Cambia y bastante. Sentirse
cabeza de ratón puede tener síntomas de decepción, empequeñecimiento, malestar,
incomodidad, y tratar de cambiar de posición aunque sea necesario utilizar
medios no muy recomendables, de respeto, escrupulosos o éticos.
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