Odisea para salvar a su hija… de la droga.
Capítulo 2º.- Pueblo y playa.
El periodo vacacional
en vez de mejorar las cosas la van complicando. Le compran una guitarra y le
apuntan a clases para que esté más tiempo en casa entretenida y salga menos con
los amigos. Pronto deja de ir a clase, dice el profesor no le enseña la música
que a ella le gusta, tiene un amigo que le va a enseñar sin cobrarle nada, ha
quedado todos los días con él y su grupo de amigos en el parque, para aprender
y practicar. Visto así, piensan los padres, mejor es que esté aprendiendo
música en el parque invierte el tiempo en algo constructivo y evita dedicarlo a
cosas menos deseadas.
Por otro lado piensan
que el próximo curso, y último de
instituto, la van a cambiar a otro centro para que cambie de amistades y ver si
vuelve a coger el camino acertado. Hacen gestiones de nuevos centros, cuando
tienen toda la información hablan con Noelia para comunicarle la decisión que
han tomado, pero esta se niega en redondo, dice allí es donde están todos sus amigos y no se va a cambiar. Si le
obligan no va a asistir a clases de ninguno, es más, les amenaza con abandonar
la casa si no cambian e decisión. Rubén y Esperanza se quedan muy preocupados
ante la respuesta, no saben qué decisión tomar. Al final toman la de ceder a
sus exigencias por miedo a que pueda cumplir lo manifestado. Tiene ya diecisiete
años, pronto cumple dieciocho, tampoco
le pueden obligar.
Con la tensión creada
va pasando el verano, y a esperar un nuevo curso, que los padres esperan e
inician con miedo y muy preocupados, pero
intentando no manifestarlo y que la convivencia sea lo más normal
posible.
El nuevo curso solo
hace empeorarlo todo, en general, la convivencia familiar, la asistencia al
instituto, las salidas y entradas a casa sin control de horarios, las
amistades, su comportamiento... A poco de iniciado el curso le expulsan dos
días por falta de atención en las clases. Un poco más delante de nuevo le
expulsan una semana por no asistencia reiterada a clases. Nada de esto se lo
comunica a sus padres, sigue saliendo de casa como si fuera al instituto,
haciendo una vida en apariencia normal. A falta de dos meses de finalizar el
curso, en tiempo de inicio de preparación de exámenes le expulsan definitivamente,
comunicándoselo a sus padres, motivo mala conducta continuada. Entonces se
enteran Rubén y Esperanza de las expulsiones anteriores. La situación es
complicada, se hace insostenible. Intentan buscar la mejor solución posible,
que solucione al menos en parte el problema. Es complicado, pero son sus padres
y ella su hija, y hay que intentarlo todo.
La decisión es enviarle
al pueblo con los abuelos (los padres de Rubén y Esperanza viven en el mismo),
que esté allí hasta el mes de Agosto, ellos pasaran con sus hermanos a pasar la
primera quincena, y la segunda se van a una zona costera, de playa. Esto podría
dejar atrás un poco el pasado, separarse de su grupo de amigos, tener unas
nuevas amistades y entretenimiento, y en el mes de Agosto estar toda la familia
junta para tratar de recuperar en la mayor medida el bienestar familiar y la
convivencia y que el regreso a casa y una nueva temporada y cambio de ciclo en
los estudios favorezcan y mejoren todo lo pasado en el último año. Lo comentan
con Noelia, y le parece de maravilla. Todos contentos. Pero ella lo enfoca
desde un puesto de vista diferente. Con eso consigue alejarse de la presión y
vigilancia de sus padres, saber que a los abuelos les va a poder manejar mejor,
y vivir un verano de nuevas aventuras, tanto en el pueblo como en la
playa.
En efecto todo se
desarrolla de forma parecida a como todos lo ha previsto, Rubén y Esperanza,
Noelia y Carlitos y Sara, que se lo pasan a lo grande. Por si era poco los
abuelos, todas las familias juntas. Un verano feliz para todos que compensa el año anterior de
tensión que se ha vivido. A disfrutarlo a tope, y si es posible que sea el
principio del fín de lo menos grato.
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