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18/02/2020
Crítica e imparcialidad. ”No se puede sentenciar un juicio sin oír ambas partes”
A diario tomamos decisiones en su mayoría sin relevancia, a veces
importantes o muy importantes. Estas pueden influir o determinar nuestra vida, ser positivas o negativas, o
las dos cosas. El resultado puede
depender de varios factores, casi siempre por el acierto o error al
decidirlas.
Acertadas,
poco hay que decir, todo es bueno; menos acertadas y erróneas, puede ser por
el fondo o la forma de aplicarlas o ejecutarlas, o ambas. La decisión es
nuestra y las consecuencias hay que asumirlas. La actitud que adoptamos es muy
diferente, dependiendo del resultado.
Positiva:
la aplicamos a
nuestro éxito, no la compartimos con nadie, nos sentimos satisfechos, listos,
inteligentes, ufanos, quizás hasta un poco vanidosos.
Negativa.
Aquí cambia la cosa. No es frecuente ser nuestros propios críticos y tener la
humildad de reconocer que te has equivocado, sabedor de que eso es lo que ha
ocurrido. “Mi admiración a las personas que lo reconoce, hay
muchas”. Nos montamos la película que nos interesa, se le da forma a la
versión para que nos beneficie, se cuentan medias verdades (más peligrosas que
las mentiras).
Buscamos el apoyo en nuestro círculo más cercano para que compartan
nuestro error, en base a la versión que le contamos; “que no es la verdadera”,
además, se suele exagerar para ayudar a ocultar nuestro fallo y
responsabilidad. Por lo tanto vamos muy mal, hemos elegido el peor de los
caminos, iniciado en falso y que va
creciendo e inflando como un globo, posiblemente hasta que reviente, y mientras
más se haya inflado más grande será la explosión. Pero hemos intentado
convencernos a nosotros mismos, y los demás de que la falta de acierto no ha
sido por no tomar la decisión acertada.
Las personas en las que buscamos el apoyo, pueden con su actitud,
comentarios, consejos u opiniones, beneficiar o perjudicar. Pueden creer todo lo
que les cuentas y animarte a seguir por ese camino, y crecerte. Si no está
convencidos no se atreven a decírtelo, por no quedar mal contigo, o porque no
les importe mucho. Si conocen que la versión no es la que les cuentas, pocos
van a tener el valor de decírtelo; como mínimo crear la duda, y lo mejor de
todo en que si hay dos partes en conflicto no se puede dar una opinión sin
conocer la versión de las dos partes. ”El lobo
siempre será malo si solo escuchamos a Caperucita”
De momento victorioso, has conseguido lo que querías, pero lo más grato
que recordarás y apreciarás en el tiempo, es la de aquella persona que te ha
dicho la verdad… aunque duela.
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